*En la instancia que nos recuerda la Pasión y Muerte de Jesús, la Iglesia hizo un llamado a practicar el amor al prójimo en el día a día.
A lo largo del día viernes, en Rancagua, se realizaron múltiples Vía Crucis, momento de la Semana Santa que nos permite reflexionar acerca de la Pasión de Cristo, siendo uno de los principales el que se llevó a efecto en el Paseo Estado, partiendo desde la Iglesia San Francisco y llegando a la Catedral. Allí, el Vicario de la Diócesis, Bernabé Silva, junto con Monseñor Alejandro Goig, hicieron un llamado a practicar el amor al prójimo en nuestro día a día.
La ceremonia se inició a eso de las 18:30 horas, momento en el cual llegó la comunidad de la capilla “Lourdes” de la Población Esperanza en procesión desde su lugar de origen, la que se sumó a la gran cantidad de personas que ya se encontraban en el lugar sagrado de todos los grupos etarios: niños, jóvenes, adultos, familias enteras y abuelitos que esperaban vivir este episodio de la Semana Santa.”Jesús pasa haciendo el bien, pasa sirviendo a las personas y es él que va proclamando la buena noticia. Es Jesús el que llega a la cruz, después de haber sido aclamado desde el Monte de los Olivos a la ciudad de Jerusalén. La muchedumbre que lo aclama con ramas de palma, como lo recordábamos el domingo pasado, gran parte de esa muchedumbre que lo aclamaba, también le gritaba ¡Crucifíquelo ¡Es Jesús cargado de amor que va altar de la cruz para sellar la nueva alianza, esa alianza de amor que da vida en abundancia.Es él, que gracias a su entrega en la muerte en la cruz, nuestro Redentor, que nos abre las puertas para alcanzar la vida eterna. Contemplando a Jesús, con el amor de él a su padre, en el madero vertical y en el madero horizontal de la cruz, en donde se expresa el amor al prójimo, el amor a la humanidad por quien está dando la vida. Por puro amor él entrega su vida”, indicó Silva en la Iglesia de San Francisco, el que, además, motivó a los fieles a seguir las enseñanzas de Jesucristo en la vida de cada día, expresada en el amor al prójimo, para así corresponder el gesto que hizo el “Príncipe de la Paz” por cada uno de nosotros y que su amor se instale en cada rincón de la sociedad, el que se manifiesta en la unión entre las personas.
Después de las palabras de Monseñor Silva, se dio inició al Vía Crucis con sus 14 estaciones, que estaban a lo largo del Paseo Estado y en la Plaza de los Héroes en lugares simbólicos como los colegios del sector –Instituto O’Higgins y Liceo Francisco Tello- y centros en donde se ven los destinos de la comuna y región-Municipalidad e Intendencia-.La primera parada, que se realizó en la puerta de la casa de los Hermanos Maristas, nos recuerda cuando Jesús es sentenciado a muerte; en la segunda de ellas Jesús debe cargar la cruz; en la tercera Cristo, dado al peso de la cruz, cae por primera vez; en la cuarta se encuentra con la Virgen; en la quinta Simón de Cirene le ayudó a llevar la cruz al “Salvador del mundo”;en la sexta una de las mujeres ,que seguía el calvario de Cristo, llamada Verónica, le limpia el rostro; en la séptima, por segunda vez, Jesús cae; en la octava Jesús consuela a las hijas de Jerusalén diciéndoles:” No lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las madres sin hijos, felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá:¡Ojala los cerros caigan sobre nosotros¡,¡Ojala que las lomas nos ocultaran¡.Porque si así tratan al árbol verde, ¿Qué harán con el seco?” (Lucas, 26-31); en la novena, Cristo cae por tercera vez; en la décima es despojado de sus vestiduras; en la undécima es clavado en la cruz; en la siguiente, la número 12,Jesús muere en la cruz a las tres de la tarde diciendo “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”;en la penúltima estación, María toma el cuerpo de su hijo y en la última, gracias a la gestión de José de Arimatea, miembro del Consejo Supremo de los Judíos que no estuvo de acuerdo con la crucifixión, Cristo es enterrado en un sepulcro, previa autorización de Pilatos. Fue un recorrido que se demoró alrededor de unos 45 minutos, en el cual los infaltables perritos callejeros, también, quisieron estar presentes.
La culminación de este Vía Crucis fue la Catedral, en donde el Obispo de Rancagua, Alejandro Goig Karmelic, estaba –no pudo seguir la procesión por motivos de salud-.Allí, la estatua de la Virgen con el niño llegó y se instaló en el costado de calle Estado en una Catedral, a diferencia de Jueves Santo, repleta de fieles –de hecho, varios se quedaron de pie-.”Ésta muerte se celebra, porque en esta muerte hay un abismo de amor, así como en la historia humana hay un abismo de dolor y sufrimiento, de Dios que haciéndose hombre cargó sobre sí el dolor y pecado humano”, indicó el ex Obispo de Osorno. Jesús nos quiere decir, a través de su pasión, que “Más allá del sufrimiento que podamos tener, si estamos unidos a él, si nuestra vida está unida a la cruz de él, todo va a seguir un modelo santo, el mismo camino de amor que él hizo”, comentó Goig.
Un poco de historia
Si bien no hay certeza con respecto a su origen, se cree que la costumbre del Vía Crucis se inició en Jerusalén en el siglo iv cuando Constantino era Emperador Romano –allí se realizaba la Vía Dolorosa, aunque, vale aclarar, no se llamaba así hasta el siglo XVI-y se generalizó a partir del siglo XVII con la cantidad de 14 estaciones, cuestión que se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo hasta nuestros días.
De acuerdo a la tradición, la Santísima Virgen visitaba las Estaciones Originales y uno de los Padres de la Iglesia, San Jerónimo, nos habla de multitud de peregrinos que recorren los lugares santos, sin embargo, no da pista de cómo eran esas celebraciones. Hay algunas teorías que plantean que fueron los Franciscanos los primeros en establecer el Vía Crucis propiamente tal, considerndo que a esa congregación en el año 1342 se le había dado al custodia de los lugares más preciados de Tierra Santa. No hay, tampoco, fuentes que nos den pistas del recorrido de este Vía Crucis Arcaico, por decirlo de alguna manera, pero, parece, que muchos, ya en el siglo XV lo hacían desde el Monte Calvario hasta la casa de Pilato.
Dado a la distancia, problemas de comunicaciones o invasiones musulmanes que perseguían a los cristianos: muchos peregrinos no podían ir a Tierra Santa. Eso provocó la necesidad de representar a la Tierra Santa en otras latitudes.
A fines de la Edad Media, en el siglo XV I XVI, se construyeron Estaciones en diferentes partes del Viejo Continente, como por ejemplo, la Beata Eustochia, clarisa, edificó Estaciones en su convento en Messina. La primera vez que la historia registra el uso de la palabra “Vía Crucis” en el sentido actual es en la narración del peregrino inglés Guillermo Wey, quien hace mención a sus vistas a la zona en que Jesús estuvo en este mundo de 1458 y 1462, allí si bien habla de 14 estaciones, solamente 5 se ocupan actualmente. Las estaciones tal como la conocemos nacieron a partir de un libro, publicado en Europa, llamado “"Jerusalén sicut Christi tempore floruit" escrito por un tal Adrichomius en 1584.
En el año 1686,el Papa Inocente XI concedió a los Franciscanos el derecho de eregir Estaciones dentro de sus Iglesias, exclusividad que llegó a su fin en el año 1862 cuando cualquier obispo podía construir una Estación dentro de su juridicción,ya sea personalmente o por delegación.
Así nació el Vía Crucis, el que nos permite vivir de cerca la Pasión y muerte de Jesús para su posterior Resurrección.
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