martes, 26 de mayo de 2009

¿Crees en otra vida?

*Los fantasmas son un animado motivo de discusión. La existencia de otra vida es, para mi, de absoluta e innegable verdad, una experiencia de mi juventud me lo confirmó. ¿Qué opinas? VIDEOS DE FANTASMAS EN LA RED.Por Horacio Flores.
En estos últimos meses el hospital San José ha entrado a la polémica noticiosa por diversos problemas y inevitablemente se alude a sus fantasmas. La discusión acerca de la existencia real o supersticiosa basada en el concepto de fe y experiencias personales o por relatos de aquellos que nos merecen absoluta credibilidad será una discusión de siempre.
La prensa cita a dos monjas que fuman afuera de la capilla, una dama de rojo, se cree es una matrona, que pasa por el pasillo de la maternidad a tomar su turno, un fraile con una capucha que no permite ver si esconde o no tiene cabeza. Y están las personas que aseguran haber sentido dentro del recinto la existencia de una energía especial.
Desde fines de 1930 y primeros años de 1940 visité a una hospitalizada dada de alta y vuelta a hospitalizar falleciendo finalmente. En algún momento observé en Teresita, mi visitada, signos de inquietud, intuía que dudaba en comunicarme algo hasta que finalmente se lo pregunté. –No me atrevo a contar, me van a considerar loca y no lo estoy, solamente soy tísica.. –Y si te guardo el secreto. –No me decido, lo pensaré.
Transcurridas un par de semanas y al parecer muy apremiada por una presión interior Teresita, temblorosa, insegura, insistiendo en que no estaba loca inició un relato que por una experiencia personal yo creí enteramente.
-Algunas noches, cuando la gran mayoría de las enfermas duerme, pasa visita un médico que atraviesa aquella muralla que, dicen, da al cementerio General. Toca a algunas enfermas, como examinándolas, lee algunas historias, una vez anotó algo en una, sigue por el pasillo y atraviesa la muralla pasando a la sala del lado. La primera vez yo estaba entre despierta y dormida, no me dio miedo y quedé bien despierta. Una vez me dio un golpecito en los pies y a pesar de la ropa de cama sentí que tocaba mis pies desnudos produciéndome una sensación de bienestar. Teresita falleció poco tiempo después. Historia que entronca con la creencia o superstición, usted decide de que lado está, decíamos creencia o superstición que afecta al hospital San José. En 1872 gran parte del mundo fue atacado por el cólera y en algunas regiones se asoció la viruela. Se relata que en los puertos europeos eran centenares los barcos detenidos en cuarentena, no podían bajar los pasajeros ni salir los barcos a infectar otros lugares. En Santiago el cementerio General, en aquella época distante de la ciudad, cedió una porción de terreno para instalar un lazareto donde albergar a los infectados con cólera, y al decir de algunos, también viruela. Posteriormente el lazareto donde murieron ciento de infectados y entre ellos personal que concurrió a atenderlos contrayendo la infección, dio origen al hospital San José
Mencioné una experiencia personal, tenía quince años, ahora que pasé largamente los ochenta, confío a mis semejantes el suceso que me ocurrió, principalmente porque puede servir a algunos para reforzar su propia fe. El año 1937, tenía yo 15 años de edad, llegó a la comuna Quinta Normal una maravilla: la luz eléctrica. El convenio contemplaba el empalme interior, medidor y dos luces. Hernán, mi padrino de confirmación nos instaló dos luces más sirviéndole yo de ayudante, iniciándome en ese oficio y recibiendo una cuidadosa información de los peligros mortales de la misteriosa energía que llegaba a través de dos alambres.
Al poco tiempo mi madre quiso una quinta luz, Hernán vino a la carrera, me dio la lista del material que debería comprar y las instrucciones de donde y como hacer la instalación, sin conectarla, él vendría al día siguiente a revisar y conectar. Nervioso y orgulloso de mi, ninguno de los amigos del barrio, de los socios de la acción católica ni los “cabros” del club de fútbol tendrían ni la menor idea del difícil y exclusivo trabajo que se me había encomendado ¡instalar un luz eléctrica! Me levanté de madrugada y a media mañana terminé mi labor.
Miraba las dos puntas de alambre que uniéndolas a los sitios donde Hernán haría la conexión eléctrica, la tentación de hacerlo todo yo solito fue muy fuerte, sabía que no había peligro si retiraba las tapones, ¿Se enojaría mi padrino? Probablemente recibiría alguna reconvención pero el trabajo quedaría hecho enteramente por mi.. Me decidí, bajé del entretecho, retiré los tapones, asunto muy sencillo, había que desenroscar dos cilindros de loza, subí a efectuar la conexión y muy contento volví al tablero a reponer los tapones y vi que dos pares de alambre con sus puntas peladas, ¡sin aislamiento! llegaban a los tapones, verlos y empezar a deducir que par tendría la corriente que mataba y cual sería la que subía al entretecho, ahora sin corriente por falta de los tapones, fue todo uno, revisada mi deducción acerqué mis dedos al par supuestamente inocuo y a mis espaldas se produjo un fortísimo aleteo, detrás de mi un ave gigantesca casi me bota de la escalera, me volví asustadísimo y no había nada, absolutamente nada, ¿Qué fue ese tremendo aleteo? Lleno de temor coloqué los tapones, sin tocar ningún alambre, fui a comprobar si funcionaba la luz que había instalado. Si, perfectamente.
Al día siguiente, tal como prometió, Hernán vino a hacer la conexión, le conté que la había hecho yo, frunció el entrecejo, revisó el funcionamiento de la luz, subió al entretecho, estaba todo bien. Me decidí a relatarle lo ocurrido. ¿Alambres pelados? ¡Eso no puede ser! Revisó -¡El que hizo esta instalación es un criminal! Tomó su bicicleta y voló al lugar donde la compañía de electricidad había instalado su centro de operaciones. Parece que el alboroto fue grande, concurrieron varias personas a comprobar y corregir el defecto.
Hernán me informó –Ibas a tocar los alambres que traen la corriente de la calle, ¡Tu Ángel de la Guarda te salvó! He vivido hasta los 86 años sin dudas en la existencia de algo más que la vida terrenal.

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