martes, 7 de julio de 2009

El miedo a morir en Gilgamesh revela un temor a la soledad y a su trascendencia


*La búsqueda de la inmortalidad –lo que se traduce en una angustia hacia la muerte-es un tema que se presenta a lo largo de la historia de la humanidad, el cual, en el caso de los mesopotámicos , expresa,ademàs,el desconocimiento de lo que viene después de la muerte.Por Luis Felipe Caneo
La búsqueda de la inmortalidad –lo que se traduce en una angustia hacia la muerte-es un tema que se presenta a lo largo de la historia de la humanidad, el cual, en el caso de los mesopotámicos , expresa,ademàs,el desconocimiento de lo que viene después de la muerte.Todo esto se ve manifestado en la Epopeya de Gilgamesh, la primera en su categoría en el mundo, en donde la historia del quinto rey de Uruk y la amistad con Enkidù denotan como el acercamiento del fin de la existencia hace que el ser cambie su actitud frente a la vida. Empieza a preocuparse de su legado y como éste repercutirá positivamente en los demás, si es que se cumplen los deseos de la divinidad o ser sobrenatural; una angustia por un mundo nuevo para el, llamado Inframundo y, por último, un pánico a la soledad aquí las claves del presente ensayo.
Gilgamesh era un rey de la ciudad de Uruk, esto es en Mesopotamia, en el año 2600 antes de Cristo. Su modo de gobernar a los súbditos era tiránico, por lo cual los habitantes de Uruk protestaron ante los dioses y para remediar la situación, Aruru, la diosa creadora de los hombres, trae a Enkidù a la vida, cuyo destino será acabar con los abusos del protagonista de la epopeya, logrando no sólo sus objetivos sino, también, una amistad con el monarca. Ésta llegará a su fin cuando, dado a un designio divino por matar a Huwawa y el Toro Celeste, fallezca Enkidù: es a partir de ese hecho que Gilgamesh se hace conciente de la muerte e inicia un largo camino, que se podría asimilar a un viaje iniciático, con el fin de alcanzar la inmortalidad.
Ese estado de la vida es una realidad nueva para el protagonista que lo aterra.”¿No moriré acaso yo también / como Enkidù?/ Me ha entrado en el vientre/ la ansiedad/ Aterrado por la muerte,/ vago por la estepa”(Gilgamesh 1) y que genera un cambio en la personalidad de Gilgamesh, gracias a la cual es posible observar a un rey preocupado por su propio destino –lo que se ve reflejado en su aspecto exterior,con un cuerpo no vigoroso -,es un signo del fin del camino iniciático, el cual empezó como un dios y culminó como un humano, un final que tiene un trasfondo pesimista en relación al mundo de los muertos , un “destino infernal pero común, igual para todos los hombres independiente de sus acciones en vida” (Fernández Hoya 2).
“Un demonio maligno surgió y me lo arrebató “(Gilgamesh 3). La frase demuestra la aprensión de Gilgamesh a la soledad, la que se puede interpretar desde diversas ópticas, como por ejemplo una espiritual o de relación con otros individuos y a la carencia de poder ( a éstas temía ,según se puede desprender del texto, cuando se lamenta de la suerte de su amigo y de la caída de el pukku y el mekku- insignias del poder real y que en el caso del personaje analizado,ademàs,tienen un simbolismo sexual, por ser don de la diosa del amor Ishtar, dado a que el rey debía asegurar la regeneración de la sociedad humana año a año[1] El monarca, aquí, está haciendo referencia ,con la utilización del término demonio, a la enfermedad que le arrebató la vida a Enkidù –aunque hay otra versión ,la cual plantea al infierno mismo como el responsable de la ida de Enkidù al Inframundo.
El deseo de trascender más allá de su tiempo,ser recordado por las futuras generaciones, se denota en las palabras que Gilgamesh le dedica a su amigo:”Haré que el mundo conozca a aquél que vio el abismo, a quién conoció los mares, comprendió todo, a quién escruto por sus cuatro confines la tierra entera” (Gilgamesh 4).Lo anterior puede relacionarse con la inmortalidad que ,al final de su viaje iniciático, descubre:una no corporal, en donde el valor de la vida de un hombre se mide por las cosas que ha hecho y por el legado que dejó tras su estela.
La enseñanza que le deja a Gilgamesh la inmortalidad no corporal, de acuerdo a la época de aquel entonces, se refiere a la no preocupación por la vida del más allá sino a centrarse en el presente y la inmortalidad, en ese contexto, es el recuerdo que las personas conservan del ser ido al inframundo. Aquí queda de manifiesto el propósito de ésta creación literaria, ser un instrumento moralizante a través del cual es posible conocer no sólo las concepciones de aquellos seres de antaño sobre la muerte sino, también, en la historia vemos reflejado nuestros propios miedos en torno a la muerte.
Citas. -(1) Gilgamesh, tablilla IX, columna II, página 137 -(2) La Estética del tránsito. Visión literaria del “infierno” en la Odisea y el poema de Gilgamesh, Fernández Hoya Alberto, Universidad Complutense de Madrid,www.ucm.es/info/especulo/numero33/infierno.html -(3) Gilgamesh, tablilla VIII, columna II, página 133 -(4) Gilgamesh, tablilla I, columnas 1-3.
Bibliografìa
-Eliade Mircea, Lo Sagrado y Lo Profano, Guadarrama/Punto Omega, 1981 - Bottero Jean, La Religión más antigua: Mesopotamia, editorial Trotta, 2001, Madrid. - La Estética del tránsito. Visión literaria del “infierno” en la Odisea y el poema de Gilgamesh, Fernández Hoya Alberto, Universidad Complutense de Madrid, www.ucm.es/info/especulo/numero33/infierno.html -Kramer Noah Samuel, la Historia empieza en Sumer, Ayma Editora, Barcelona, 1962.
Notas [1] Eso nos habla de que los mesopotámicos consideraban a la vida como un ciclo que se debía cumplir cada cierto tiempo.

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