*He meditado mucho antes de hacer pública la presente exposición, que como es producto de la observación y meditación es producto personal y no colectivo. Es un estallido en contra de la mentira, del ocultamiento de la verdad y la increíble aceptación del uso de las armas y la existencia de grupos armados al interior de esta gran familia que se llama Chile.Por Horacio Flores S.
A lo largo de nuestra vida van pasando múltiples hechos los cuales se quedan registrados en nuestra mente, muchos de ellos son compartidos con demás personas, generan
do la llamada “Memoria Colectiva”, es decir, sucesos recordados por un grupo determinado de la sociedad. Ese es el contexto en que nace el concepto de “Memoria Histórica”- cuyo autor es el destacado historiador francés Pierre Nora- referido al esfuerzo de diversos individuos por darle un significado a su pasado, el cual significó un antes y un después , que sea representativo para sus vidas. Una acción que muchas veces es instrumentalizada por agrupaciones o seres para así obtener un determinado beneficio, un manejo de la llamada “opinión pública” con el fin de lograr su adhesión a una determinada ideología.
Eso es lo que pasa con el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Chile, una iniciativa del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet Jeria, con el fin de “reflexionar sobre los atentados contra la vida y la dignidad de las personas ocurridos entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990. Para que estos hechos no se repitan nunca más y
para instalar el respeto a los derechos humanos como una práctica permanente” (Museo de la Memoria y los Derechos Humanos , Guía del Visitante, página 2), situado en la intercesión de las calles Catedral y Matucana, lugar donde se había pensado instalar la Estación Intermodal Quinta Normal, con una superficie de 5500 metros cuadrados, a lo que debemos sumar los 1700 metros cuadrados de espacios cubiertos que albergan a distintas salas temáticas donde podemos ver y leer , entre otros temas, los derechos humanos en el mundo, el once de septiembre, represión y tortura , el dolor de los niños etc. Recorrí las distintas áreas del museo, encontrándome con una realidad que me indignó: la historia mostrada en el lugar es la visión de un solo sector, el Marxismo, donde no hay espacio a la autocrítica, a reconocer la responsabilidad de la Unida
d Popular en los acontecimientos posteriores, expresada, por citar un ejemplo, en la incitación a la violencia para lograr su objetivo. La rabia sentida en ese momento me motivó a realizar este artículo pidiendo a los lectores recordar que la historia de Chile no comienza el 11 de septiembre de 1973 y que la ciudadanía exigió la intervención de las Fuerzas Armadas, Si no hubiera habido gobierno de la Unidad Popular no habría habido intervención de las Fuerzas Armadas.
El Marxismo entra en acción
Para las elecciones de 1938 el Partido Comunista forma parte del Frente Popular, quien elige como abanderado a Don Pedro Aguirre Cerda (1939-1941), cuyo gobierno es recordado por su lema “Gobernar es Educar”, quien triunfa en los comicios de ese año, derrotando a Gu
stavo Ross Santa María. De ésta manera se inicia el período conocido como “Los Gobiernos Radicales”, donde la gente del comunismo estuvo en el poder en un rol secundario, el cual con el pasar del tiempo se fue transformando en protagónico, convirtiéndose en un partido de peso y decisivo para el devenir político del país, una influencia que les permitió levantar un candidato presidencial para la elección de 1946, Pablo Neruda, quien, finalmente, se bajó para apoyar al abanderado del Partido Radical, Gabriel González Videla, el cual se impuso en las urnas. Su lema fue gobernar es producir Durante su gestión, el PC se hizo más fuerte electoralmente, alcanzando en la votación de 1947 un 16,5% de las preferencias, una fuerza que utilizaron con el fin de sembrar el caos y la inseguridad pública, mediante la promoción de huelgas en servicios públicos.
La presencia de ministros comunistas en el gobierno fortaleció la los dirigentes sindicales comunistas que con su dialéctica tan falsa y sus actitudes amenazantes en las asambleas consiguieron una huelga, la de la movilización colectiva, que se tradujo en una paráli
sis de la vida industrial en Santiago y un conflicto laboral en la zona de Lota y Coronel en las minas de carbón. Esta relación política con tales socios trajo más problemas que alegrías al Mandatario serénense, quien solicitó y obtuvo del parlamento la “Ley de Defensa Permanente de la Democracia” -Ley 8987- el día 30 de agosto de 1948 y publicada en el Diario Oficial el 3 de Septiembre de ese año. Ésta normativa borraba de los registros electorales a los comunistas, los declaraban partido ilegal y además permitía la detención de sus militantes, lo cual efectivamente aconteció llevándolos a Pisagua, en la zona Norte del país. La determinación del Ejecutivo en aquellos años, encabezado por González Videla, con el uso normal y legal de recursos democráticos , detuvo el avance e influencia nefasta del Partido Comunista, impidiendo, de paso, la aventura concretada unas décadas después, por la Unidad Popular. Cabe señalar que ésta ley fue derogada al final de su mandato por Carlos Ibañez del Campo El presidente Gabriel González Videla evitó que Chile cayera en las manos marxistas como ocurriría años después y tenemos con ese gobierno una deuda de reconocimiento y gratitud.
La incitación a la violencia y desordenes públicos, al derogar la “Ley Maldita” reaparecieron a partir del ejemplo de la Revolución Cubana, desde ahí el uso de la vía armada, lo que implica matanza de chilenos opositores, se estimó como un recurso legítimo para generar drásticos cambios en la sociedad chilena. Un viraje, por decirlo de alguna manera, en la táctica de los partidos explicado también, por la desilusión de la gente de izquierda tras el fracaso e
lectoral de Allende en las elecciones de 1964, cuya consecuencia fue una desconfianza en el sistema electoral chileno. Es necesario hacer presente que la gente de izquierda no comunista siempre será empujada hacia el comunismo y nunca éste renunciará a sus métodos de violencia y supresión del diálogo. Es decir, el marxismo no caminará nunca ni un milímetro hacia el centro. En aquellos años, también, empezó a generarse un fenómeno preocupante en la sociedad chilena. Los partidos políticos se fueron trasformando en bandos políticos, donde había un nulo entendimiento con las otras agrupaciones, las cuales eran un enemigo a liquidar en la primera oportunidad que se presentase. Lo anterior se expresa, por mencionar un ejemplo, con el surgimiento del MIR (en el estaban integrantes del Partido Comunista y el Partido Socialista) en el transcurso del año 1965, convirtiéndolo en el primer grupo en pronunciarse a favor de la vía armada, con el objeto de hacer una guerra revolucionaria para que así el socialismo llegará al poder. Ya en 1968, en la clandestinidad, realizaron asaltos a diversos bancos mientras promovían la preparación armada en los demás partidos para defender el resultado en una elección presidencial venidera. Para sorpresa de todos, finalmente el proyecto de la Unidad Popular logró imponerse en 1970 en las urnas, aunque estuvieron muy lejos de ser mayoría.
La Unidad Popular llega al poder
La disputa presidencial para elegir al sucesor del DC, Eduardo Frei Montalva, tenía a tres candidatos: Radomiro Tomic -representante del centro-, Jorge Alessandri -aba
nderado de la derecha- y Salvador Allende- de la Unidad Popular-.Ninguno de ellos log
ró obtener mayoría absoluta el 4 de Septiembre (los porcentajes fueron 36,3% para Allende, Alessandri logró un 34,9% de las preferencias y Tomic el 27,8%), una realidad que obligaba al Congreso Nacional a dirimir entre las dos primeras mayorías para nombrar al Presidente electo. La Democracia Cristiana, quien tenía mayoría en el Poder Legislativo, negoció con la UP una serie de medidas para garantizar el cumplimiento de las Leyes Constitucionales, cuestión a la que finalmente accedió Allende. Un compromiso que para los marxistas fue una simple maniobra política, para lograr el apoyo necesario que les permitiese arribar al poder, esto quedó de manifiesto con las continuas violaciones a las leyes vigentes de Chile, tema del cual luego hablaremos.
Los temas ausentes del Museo
Los tres años que duró la “Vía Chilena al Socialismo” dejó una serie de hechos que deberían estar en el Museo de la Memoria, partiendo por el uso de la vía armada, continuando con los fraudes electorales cometidos durante el período, seguido del costo social de la experiencia marxista, continuado con los incumplimientos inconstitucionales del gobierno de los 1000 días y para finalizar un reconocimiento a la labor desarrollada por el Gobierno de Pinochet. De todos estos tópicos me referiré en los siguientes párrafos.
-La promoción de la Vía Armada
La vida de nuestras familias, en su diario vivir, se fundamenta en usos tradicionales ya aceptados como reglas y en reglas propiamente tales originadas en principios comunes a la colectividad: respeto a la autoridad, a la verdad, al bien común, al derecho de propiedad, a exponer las propias ideas y la obligación de escuchar las de los otros y la indispensable contribución al esfuerzo colectivo.
Si ocurre que al interior de una familia hay un individuo con la declarada intención de alterar el modo de vida, dividiendo a sus miembros con recursos dialécticos de dud
osa lógica, generalizando asuntos parciales, usando un vocabulario estudiadamente ambiguo y falso, se le sabe en posesión de armas mortales, que usará si encuentra como quedar en la impunidad y que tiene la intención de asumir la jefatura del grupo familiar sin que nadie puede oponérsele y además eternizarse en su condición de mando, el sentido común aconsejará a dicha familia deshacerse del componente que los pone en tal peligro.
Desde luego la familia está compuesta de seres humanos con sus personales ambiciones y egoísmos y se producen fallas leves, importantes y graves. Estas fallas dan los argumentos al que pretende hacerse con la dirección absoluta del grupo asumiendo que él si es perfecto y todo lo que decida será perfecto. Lo cierto es que usará lo que produzca el grupo en beneficio propio.
Apelamos a su sentido común: ¿Viviría usted junto a una persona que tiene el propósito de terminar con la vida de usted? La respuesta lógica es ¡No! porque es obligatorio conservar la propia vida. La naturaleza mete dentro de cada ser vivo el instinto de conservación.
Esta verdad es extensible a los pueblos, razas, colectividades, familias. En Chile tenemos todo lo citado y convivimos con el marxismo cuya finalidad expresada en cada uno de sus discursos de ayer y hoy es la lucha. Por favor, lean lo expresado por los marxistas chilenos, la palabra más usada, repetida hasta la exageración es lucha y la cualidad más destacable entre sus miembros es “su capacidad de lucha” Esto no lo inventamos nosotros, puede comprobarlo cada uno de ustedes, leyendo partes de un libro de origen comunista, he aquí un ejemplo: “Está claro que en el curso del proceso revolucionario puede resultar imperativo y conveniente pasar de una a otra vía. De ahí la necesidad de estar preparados para cualquier viraje en la situación de dominar todas las formas de luchas” (Luis Corvalán, Camino de Victoria, Sociedad Impresora Horizonte, Santiago de Chile, 1971, página 60).
El sentido común nos dice que las luchas son contra alguien o algo y aquí caemos en una trampa de palabras, dicen “La lucha del pueblo contra los poderosos, la oligarquía, la burgesía, los empresarios, los ricos…” Esta expresión limita al pueblo a los dispuestos a la lucha como objetivo de vida, usando los procedimientos que conocemos, huelgas, destrucciones, uso de las armas, así que usted y yo no somos pueblo. Cuando ellos triunfen la gran masa anónima de trabajadores que no fueron pueblo, que no lucharon quedarán sometidos a los dictámenes del pueblo que mató a miles de compatriotas.
Estas distorsiones del recto significado de las palabras nos mueven a errores que tendrían que ser evidentes. Usan con desparpajo la palabra democracia haciendo
parecer que son sus defensores y la verdad es que democracia y marxismo tienen irreconciliables conceptos en temas fundamentales, en los que nunca podrá haber acuerdos. Veamos uno de ellos: El Derecho de Propiedad es un sentimiento que viene con nosotros desde el comienzo de la existencia del hombre. Cuando al hombre no le bastó ser recolector y empezó sus labores de producción agrícola, se sintió dueño de sus productos y actuó en esa forma. El marxismo utiliza las distorsiones y los abusos al legítimo derecho de propiedad para justificar el traslado de la producción de manos de sus creadores y productores a manos del pueblo, recuerde que en la práctica usted no es pueblo y debe acatar sin chistar cuanto los representantes del pueblo digan y dispongan.
Recuerde que este sistema fracasó en Rusia después de aplicarse durante siglos. Recuerde la triste experiencia del Muro de Berlín, pregúntese porque muchos arriesgaron la vida y bastantes la perdieron intentando huir del lado marxista al capitalista. Recuerde, cuando lea o escuche argumentos desvirtuando lo que afirmamos que hasta el recto significado de las palabras es burlado por estos enemigos de la democracia. Si estuvieran ellos en el poder esto que usted ha leído no se habría publicado, yo estaría en prisión o fallecido violentamente..
Volvamos al sencillo Sentido Común, así como defendemos nuestra vida nos conviene defender nuestras formas de vida. Como demócratas tenemos que acoger todas las ideas dentro de los límites de la propia supervivencia. Fascismo y marxismo son irreconciliables con democracia, no se les debe otorgar existencia legal e impedir y perseguir su existencia clandestina. Los partidos de extremas derecha e izquierda con declaración democrática vivirán bajo la exigencia del uso recto y correcto de las palabras, vigilados por la ley y por nosotros. Si los marxistas no tienen existencia legal les será más difícil negociar sus votos desde las organizaciones encubiertas que crearán y los partidos que negocien con ellos caerán en la ilegalidad.
- Fraude Electoral:
El Gobierno de Allende, en las urnas, nunca logró una mayoría absoluta, los números hablan por sí solos: en las elecciones presidenciales de 1970 obtuvo un 36,50%; en las municipales de 1971 un 49,23% y en las parlamentarias de marzo de 1973 un 43,98%. Fue la imposición de una minoría a una mayoría. Pero, también en la última elección del período allendista cometieron un fraude electoral, el cual fue investigado por los profesores del Instituto de Ciencias Políticas y la Escuela de Derecho- cuyo decano era Jaime del Valle- de la Pontificia Universidad Católica de Chile, entregando sus resultados el 17 de julio de ese año, en un discurso televisado.
En la indagación se detectaron los siguientes delitos: doble inscripción de la misma persona, como analfabeto y como alfabeto; suplantación simple de electores; suplantación de electores fallecidos y no borrados de los registros y doble inscripción en distintas comunas. “Las más severas y cautas proyecciones determinan alrededor de 200.000 sufragios falsos”, declaró en aquella oportunidad del Valle, lo que equivale a un 6% del total emitido en marzo de 1973, es decir, el porcentaje real de las preferencias Allendistas era apreciablemente menor. Un manejo de los resultados repudiable que se contradecía con el Estatuto de Garantías Constituciones firmado con la Democracia Cristiana.
-Costo social de la experiencia Marxista
Uno de los grandes problemas de la Unidad Popular fue el pésimo manejo económico del país, una realidad que dio como resultado un gran costo social a quienes les habían prometido un futuro mejor. Lo anterior se explica por sus decisiones de entregar la administración de las empresas a personas que no estaban capacitadas para ejercer dicha función,
lo cual a la larga repercutió en la producción del país, como lo reflejan las siguientes cifras: la inflación superará el 30% en 1973; déficit en la balanza comercial de 1973, que excederá los 450 millones de dólares, números preocupantes considerando que 1970 cerró con un superávit de más de 175 millones de dólares; aumento de la deuda externa, en tres años del 60%; un déficit fiscal, en el transcurso del año 1973, estimado, de acuerdo a proyecciones, en un 45% del gasto total del fisco; una inversión nacional , calculada como porcentaje del producto geográfico bruto, dos veces menor a la de 1970 y una baja en la producción industrial en 1973, con respecto al año anterior del 6% (el sector agropecuario alcanzó un 16,8%, el comercial un 6,8%, por mencionar dos ejemplos). Todas estas estadísticas corresponden a estudios de la Universidad Católica y Universidad de Chile.
Lo señalado en el párrafo anterior se contradice con lo prometido por Allende en su primer discurso presidencial ante el Congreso Nacional, el 21 de mayo de 1971, el cual prometió una revolución “con el menor costo social que sea posible imaginar en nuestras circunstancias… sin compulsiones físicas innecesarias, sin desorden institucional, sin desorganizar la producción”.Palabras que se llevó el viento, como muchas otras de la Unidad Popular.
-Incumplimientos Constitucionales del gobierno de Allende.
Se supone que un gobierno al asumir respetará las leyes constitucionales vigentes, sin embargo esa lógica en la Unidad Popular no se dio, elementos objetivos hablan de ellos, contradiciendo a los partidarios de esa desastrosa experiencia política que hablan sin tener un conocimiento acabado de la materia. A lo largo de sus tres años, La Unidad Popular ocupó los llamados resquicios legales para poder llevar a efecto sus promesas, es decir, utilizó de entre las 17.000 leyes vigentes en aquella época, algunas de sus disposiciones desechadas por otros mandatarios. Es importante señalar que la gran mayoría de los resquicios legales eran de la República Socialista, un levantamiento político de comienzos de la década de los 30 en nuestro país.
En un principio, Los Tribunales y la Contraloría, sorprendidos con la actitud antes descrita, no reaccionaron, pero luego los entes mencionados comenzaron a rechazar el empleo abusivo de los resquicios de parte del Ejecutivo, decisiones que Allende y sus asesores lograban modificar a través de los llamados “Decretos de Insistencia”, mecanismo legal reservado para casos urgentes que le permiten al Gobierno prescindir de los reparos de la Controlaría, pero que la Unidad Popular lo convirtió en pan de cada día, por decirlo de alguna manera. Asimismo, el Congreso, conforme a sus facultades, destituyó a ministros y altos funcionarios, ante lo cual Allende se limita a cambiarlos de cargo.
La infracción continua al Estado de Derecho de la Unidad Popular llegó hasta el colmo de que el Presidente se negó a despachar, según los plazos establecidos por la Constitución, una reforma económica aprobada por el Congreso. Esa fue la gota que rebalsó el vaso y que significó que diversos entes republicanos expresarán a la opinión pública que el Ejecutivo había caído en la ilegalidad en su actuar. Primero fue la Corte Suprema en un oficio público del 26 de mayo de 1973, posteriormente la Controlaría el 2 de julio de ese año y finalmente la Cámara de Diputados el 22 de agosto de 1973.
-Reconocimiento a la labor desarrollada por el Gobierno Militar
Las Fuerzas Armadas libertaron a Chile de las manos del marxism
o, dejaron una m
aciza obra que perdura y que los gobiernos de la Concertación han callado para no disgustar a sus aliados marxistas y pro marxistas encubiertos dentro de los partidos tradicionales. En esta obra, entre muchos otros, recuerdo al Ministro de Relaciones Exteriores, Hernán Cubillos y al embajador de Chile en Argentina, Onofre Barros Jarpa, figuras prominentes en la conservación de la paz con Argentina obteniendo que Chile mantuviera en su poder el territorio que los vecinos disputaban.
El sistema económico creado por Hernán Buchi es el mismo que continuó usando la Concertación en sus 20 años de gobierno. El afán de no disgustar a sus aliados marxistas fue tan importante para la Concertación que cuando un ministro de hacienda de Aylwin declaró en televisi
ón que el modelo económico dejado por el gobierno militar era bueno se produjo una reacomodación ministerial y ese ministro salió del mapa político. También Hernán Buchi es merecedor de la gratitud de los jubilados; en todo el historial político de Chile no se encuentra ni siquiera una mención a legislar dando un reajuste automático anual a los jubilados, ningún legislador de ningún partido en ninguna época pensó en ello. Sin embargo durante años la Concertación majaderamente recordó que un año no se pagó el reajuste y nunca destacó que durante tantos años los políticos no fueron capaces de crear un reajuste automático para los jubilados, como era su obligación ya que las desvalorizaciones de la moneda los sumían continuamente en más pobreza. Los jubilados, como personas de bien, estamos en deuda de gratitud con Hernán Buchi.
Un grupo de juristas creó una Constitución Política que aparte de algunas enmiendas continúa sirviéndonos. Tenemos buenos historiadores que pueden hacer justicia a estos personajes. En el Museo de la Memoria deben estar los hechos y las figuras de quienes históricamente hicieron por el bien de Chile. Habrá quienes discutan ¿y los atropellos a los Derechos Humano
s? En el Museo se destaca a Gladys Marín, designada por Fidel Castro para liderar la lucha armada en Chile en la que podría haber muerto usted y sus seres queridos. ¿Exagero? Lea la revista Ercilla o su compendio “Ercilla extra 2000 semanas 1933-1973” Lea del diario La Tercera el suplemento Reportajes publicado los domingos entre el 21 de abril del 2001 y el 29 de julio del 2001. En el Museo se destaca y glorifica a unos por el uso de las armas y se condena a otros por lo mismo. Clara muestra de la lógica marxista.
Un tema actual ausente del Museo.
Entiendo que el museo fue creado para albergar los hechos sucedidos entre 1973 y 1990, pero también hay violaciones a los derechos humanos en este siglo XXI, como fue la vergonzosa intervención electoral por parte de la presidenta, que debía serlo de todos los chilenos, en favor de Frei, el abanderado de la Concertación.
Para mis 87 años esta elección Piñera-Frei fue absolutamente atípica; guardo recuerdos de sistemas de cohecho, algunos muy criollos como las encerronas con tinto y empanadas y otras muy elaboradas cual el “sobre brujo”.Mi primera concurrencia a las urnas fue para votar en unas elecciones municipales el año 1942 o 1943 y he participado en todas las que me ha correspondido hacerlo.
Nunca, por más que estrujo mis recuerdos y revuelvo mi baúl encuentro una en que el poder ejecutivo no haya mostrado la más estricta y absoluta imparcialidad.
Esta vez la presidenta Bachelet estuvo permanentemente en las pantallas de
la televisión apoyando a uno de los candidatos, a veces con declaraciones explicitas y otras en que sus palabras iban en esa dirección. Cada aparición suya en televisión era multiplicada en los canales por el número de programas informativos y los acostumbrados avances. Se declaró partidaria del candidato Frei y se mostró en pantalla con él, con absoluto olvido de las prácticas democráticas tradicionales de un poder ejecutivo imparcial.
El país se separó, decimos separó y no dividió porque no estamos divididos por esto, los chilenos de Piñera y los chilenos de Frei nos reagrupamos inmediatamente en “La Roja de Todos” ¿O no?
Las tres y medio millones de chilenos electores de Piñera fuimos abandonados por quien, debiendo ser árbitro imparcial, tomó la capitanía del otro sector.
Posiblemente contaba con un triunfo que encubriría su falta a la obligatoria imparcialidad.
Se estableció un precedente nefasto, ahora el gobernante en ejercicio está en libertad de idear y ejecutar acciones para mantener en el poder a su bando. No conviene a la vida democrática, nunca más tendría que haber un presidente en ejercicio desempeñándose como jefe de campaña de uno de los candidatos.
Chilenos, chilenas rectas y correctas, solicitemos, exijamos que en el Museo de la Memoria, cuyo lema “Nunca Más” busca proteger nuestra institucionalidad muestre el erróneo abandono de una presidenta a la que, finalmente, fue la primera mayoría.
Si es usted un apasionado de la Concertación le pido que antes de elaborar respuestas se coloque en la posición contraria: El gobernante es decidido partidario de Piñera y hace por él lo que Bachellet hizo por Frei. Sus protestas se habrían escuchado hasta en el fin del mundo. Nosotros confiamos en la justicia de Dios y… la diferencia fue un impresionante cuarto de millón. No considere lo presente un ataque personal a Bachelet sino solamente lo que en justicia es: La exposición de un grave error.
Cabe hacer un comentario acerca del candidato favorecido por la gobernante, fue presidente de la república durante seis años, no recordamos que hubiese faltado a la debida imparcialidad en su propia ocasión. Si le hubiese dicho a la presidenta -“Usted gobierne con la debida corrección y yo lucho por mi candidatura” su posición civilmente recta y honesta, decente, le habrían ganado gran cantidad de votos.
Conclusiones.
Al día siguiente del terremoto hubo en Concepción un impactante hecho clara
mezcla de delito y estallido social muchos de cuyos actores han pedido perdón y devuelto los bienes que en un arrebato de ira irreflexivo y emocionalmente irreprimible robaron bienes ajenos, largamente exhibidos y publicitados para comerciarlos. Este estallido social fue anticipado por el historiador Gonzalo Vial y habla mal de una política que durante veinte años estuvo halagando a los electores con diversos Derechos y nunca mencionó los desagradables Deberes y Respetos.
He meditado mucho antes de hacer pública la presente exposición, que como es producto de la observación y meditación es producto personal y no colectivo. Es un estallido en contra de la mentira, del ocultamiento de la verdad y la increíble aceptación del uso de las armas y la existencia de grupos armados al interior de esta gran familia que se llama Chile.
Mis afirmaciones son verdades que están en la historia y no chocherías de un anciano decrépito como algunos van a decir. También se va a decir que es imposible poner fin a los ideales; si esos ideales (¡) preconizan la lucha armada no puede permitirse que se concreten. No hay que permitir la existencia legal de quienes piensan que la violencia y el asesinato para hacerse del mando sean recursos legítimos y las agrupaciones de izquierda y anticapitalistas deben actuar dentro del pensamiento y el respeto, lo mismo vale para los diversos cuerpos políticos.
Finalmente, la acumulación de riquezas no destinadas a producir y entregar bienestar y servicios hace pensar a muchos privados de esos bienestares y servicios que el remedio definitivo es matar y quitar.
Al Capitalismo y la Riqueza, por su propia seguridad, le conviene no dar argumentos para que otros se armen y tramen asesinarlos. Más producción, mejores condiciones laborales y sociales tales como educación y salud y menos números en las cuentas bancarias personales. Ustedes tienen condiciones, conocimientos y ventajas inalcanzables a la gran masa humana pero también cometen errores, también, a final de cuentas, son humanos. El error actual más perjudicial ha sido promover exageradamente el consumismo y no proporcionar al consumidor los medios suficientes para adquirir las cositas que les muestran, muestran y muestran. En todo esto hay un olvido absoluto del espíritu y del intelecto, por ahí podría haber interesantes caminos que explorar y que pueden proporcionarnos nuevas perspectivas e intereses.
Un documento histórico.
El 8 de noviembre de 1973, a poco más de mil días de haber concluido su mandato
y a sesenta del golpe militar el ex presidente Eduardo Frei Montalva escribe al presidente de la Unión Mundial de los partidos Demócrata Cristianos
una carta con un relato fiel, verídico y patriota de lo sufrido por Chile durante la aventura marxista de Salvador Allende. Ese documento debería tener un lugar preferencial en el museo referido y si los diarios electrónicos que van cobrando mayor importancia cada día lo entregaran a sus lectores para su conocimiento y discusión contribuirían a sustentar la democracia chilena y evitar nuevas aventuras totalitarias.