*Uno de los grandes dilemas que enfrenta el mundo del saber es su poca difusión dado a varias razones, entre las cuales podemos mencionar un lenguaje poco adecuado para quienes no están acostumbrados a esa área. Es por eso que nuestro colaborador, Horacio Flores, para remediar la situación citada, nos presenta a un amigo, un gran filosófo: Aristóteles.
Nacido en Grecia el año 384 y fallecido el año 322 antes de Jesucristo, su fructífera vida duró 68 años. Seguramente usted se está preguntando como va a tener un amigo que vivió hace dos mil trescientos años. Dejó varios libros y numerosos discípulos que a vez han ido dejando otros hasta nuestros días.
¿Por qué tendría que ser nuestro amigo? Porque nos dejó un valioso legado de ideas y pensamientos cuya observancia ayuda nuestra vida personal y comunitaria.
-Está bien, preséntalo.
-Lo hará el mismo.
-Mucho gusto Margarita, mucho gusto Juan Manuel. Me llamo Aristóteles, que significa “El que tiene mejores propósitos” Cuando falleció mi maestro, el incomparable Platón, el rey Filipo de Macedonia me llevó a su corte para que educara a su hijo Alejandro, el que más tarde se ganó el apodo de “El Grande” Concluida esa tarea volví a Atenas donde fundé el Liceo, lugar donde reuniría a mis alumnos. Como tenía extensas alamedas me agradaba darles mis conferencias paseándonos y por ello nos apodaron peripatéticos. Una herencia me permitía dedicarme exclusivamente a la observación y al estudio sin necesitar emplear tiempo en “ganarme la vida”
Desde mi época de discípulo de Platón los orígenes y principios de cuanto existiera en el mundo espiritual y mucho del mundo material eran un misterio, para mi, muy preocupante; para el estudio de estos orígenes, bajo la palabra Metafísica inicié el estudio del ser como tal, es decir del hombre como hombre, del árbol como árbol, del insecto como insecto y así de todo lo viviente en relación con su propia existencia. Mi vida de estudioso me permitió adquirir conocimientos de ética, retórica, política, psicología, fisiología y otras que pude transmitir a mis alumnos.
Está contento por conocer a un filósofo? Ahora le mostraré algunas enseñanzas de su nuevo amigo.
De la ira
Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y en la forma correcta… eso no es fácil.
De la felicidad
La felicidad no está dada, se logra. Para alcanzarla hay que ejercitar las cualidades humanas, pues se tienen en la medida en que se practican. Bondad, valentía e inteligencia no son rasgos de nacimiento, son virtudes que se alcanzan, a igual que el dominio de la guitarra, con esfuerzo.
La felicidad es accesible a todos, porque no hay un hombre a quien no sea posible alcanzar la felicidad mediante cierto estudio y los debidos cuidados, a menos que la naturaleza lo haya hecho incapaz de toda virtud.
De las virtudes o cualidades
Las virtudes no existen por la sola acción de la naturaleza, ni tampoco contra las leyes de la misma, sino que la naturaleza nos ha hecho susceptibles de ellas y el hábito es lo que las desenvuelve y perfecciona en nosotros…
No es a fuerza de ver ni a fuerza de oír como adquirimos los sentidos de la vista y del oído, sino por el contrario, nos hemos servido de ellos porque los teníamos y en un momento aprendimos a mirar y a escuchar.
Asimismo, adquirimos virtudes sólo al practicarlas; uno se hace arquitecto construyendo; se hace músico tocando la cítara.
De igual modo uno se hace justo, practicando la justicia; sabio, cultivando la sabiduría: valiente, ejercitando el valor.
Los actos que producen las virtudes no son justos ni moderados porque aparentan ser así, sino que requieren cierta disposición moral al momento de actuar. La primera condición es que sepa lo que hace; la segunda es que lo quiera así mediante una elección reflexiva y la tercera es que al obrar, lo haga con resolución firme e inquebrantable de no obrar jamás de otra manera.
De la conducta
Uno puede conducirse mal de mil maneras diferentes; porque el mal pertenece a lo infinito, como lo han demostrado los pitagórigos. El bien pertenece a lo finito. Por eso el mal es tan fácil y el bien, por el contrario, tan difícil, porque es fácil no lograr una cosa y difícil conseguirla.
Margarita -¡Que contenta estoy, Juan Manuel, de ser amiga de Aristóteles! Se pasó enseñándome cosas útiles.
Juan Manuel. -Algo se me aclaro en lo que es la metafísica: El hombre y su ira, El hombre y su felicidad. El hombre y sus virtudes y cualidades lo que significa su conducta con los demás.
Margarita -Tanto tiempo perdido en recursos y esfuerzos para mostrarnos cosas sin importancia, a veces inútiles, cuando somos bien capaces de entender esto que llaman filosofía.
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