martes, 18 de agosto de 2009

San Alberto Hurtado, un Santo polifacético y moderno

*Una invitación a conocer al Padre Hurtado en todos su aspectos, no centrandose solamente en la solidaridad que demostró en su vida, es la invitación que nos hace el sacerdote jesuita Fernando Montes en ésta columna, escrita en exclusiva para El Rancahuaso.Por Fernando Montes*.
San Alberto Hurtado es un personaje querido y respetado. Para muchos es uno de los más grandes chilenos y es una honra que su nombre esté ligado a la solidaridad. Por algo en el aniversario de su muerte se celebra precisamente el día nacional de la “solidaridad”. Creo sin embargo que son pocos los que tienen un cabal conocimiento de este hombre extraordinario. Todos admiran al fundador del Hogar de Cristo pero pocos conocen otras facetas importantes de su vida que hicieron de él un visionario y un profeta para nuestro tiempo. El Padre Hurtado fue un hombre muy bien formado intelectualmente más que por sus cualidades intelectuales por el enorme esfuerzo que hizo para formarse. Luego de sus estudios secundarios, estudió derecho en la Universidad Católica, recibió después la larga formación de la Compañía de Jesús y finalmente sacó un doctorado en la Universidad de Lovaina una de las principales universidades europeas. En ese tiempo eran muy pocos los chilenos que llegaban a obtener tales grados académicos. Pero es interesante saber que esos estudios no sólo le dieron grados y títulos sino un conocimiento que le ayudó mucho y orientó su vida apostólica. En la Católica de Santiago hizo dos memorias necesarias para título y ambas fueron sobre temas sociales: el trabajo de los niños y el trabajo de mujeres que se ganaban su vida laborando en sus casas a pedido de distribuidores. Estas dos actividades estaban muy poco reglamentadas y pésimamente pagadas. Allí hay un germen de la inquietud social del Padre Hurtado. En Bélgica hizo su Tesis sobre una autor norteamericano John Dewey que ha sido uno de los pedagogos que más influyeron en el siglo XX. Esto abrió al sacerdote católico a tener contactos con mundos muy diferentes, a dialogar con ideas que gestaban un estilo pedagógico nuevo. Eso tuvo enorme influencia en sus trabajos futuros. Vuelto a Chile, el Padre Hurtado desarrollo en 16 años una incansable actividad en diversos ámbitos: periodismo y radio, pedagogía dando clases en colegios y universidades, atención espiritual y retiros, asesoría de grupos, actividades sociales en la línea de la caridad, la justicia y la construcción de casas, tuvo que edificar un sinnúmero de edificios para la compañía de Jesús y el Hogar de Cristo, etc.. Para llevar adelante esa actividad fue un incansable lector interesándose por las ideas que iban surgiendo en el mundo. Pero hay tres áreas que son muy importantes : el apostolado con jóvenes, la preocupación por los pobres y la difusión de las ideas, todo esto con un profundo espíritu religioso que buscaba servir el Reino de Dios como lo hizo Jesús. Cada una de esas actividades las hizo uniendo genial e indisolublemente las dimensiones espirituales, intelectuales y prácticas. En el trabajo con los pobres , suele mencionarse el Hogar, pero no se hace hincapié en el empeño puesto en los últimos años de su vida por cambiar las estructuras sociales que producían la pobreza. Por ese motivo estudió y escribió muchos sobre el sindicalismo y dedicó sus últimas fuerzas a contribuir en la organización de la clase obrera como camino necesario para superar la pobreza y las injusticias. Por eso fue criticado , pero también admirado Ya en ese tiempo fue un modelo sacerdotal que se salió de los moldes. Es interesante que la Santa Sede lo acabe de proponer como un modelo de vida sacerdotal. Entonces no todos lo comprendieron. En la difusión de las ideas no sólo fundó la revista Mensaje, escribió artículo, libros y dio conferencias, sino que introdujo con su libro ¿Es Chile un País Católico? el uso de ciencias sociales, de las encuestas para estudiar el fenómeno religioso. En eso se adelantó al Concilio y a los caminos que la teología latinoamericana y los propios obispos del continente han recorrido. Fue, como buen hijo de San Ignacio, un hombre de su tiempo, un contemplativo en la acción y un fiel hijo de la Iglesia. No es extraño que su figura se agigante y que sea una bendición para Chile tenerlo como su Santo.
*Sacredote jesuita, ex director de la revista Mensaje y actual rector de la Universidad Alberto Hurtado

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